No, Cruz Azul no juega mal. Es más, en muchos de sus partidos ha superado por mucho a sus rivales… pero algo pasa en el último toque que no meten gol ni por accidente. Hoy fue la muestra más clara.
Contra Querétaro no marcaron un solo gol. Tuvo que ser Luis Noriega quien metiera la pelota en su propia portería… tuvo que ser él quien hiciera el favor a los delanteros cementeros, porque ellos no pueden.
De tanto pasear el balón cerca de Volpi hasta nos marearon. Eso tiene que ver con el trabajo de Paco Jémez. Su chamba es crear una estrategia para que su equipo la rompa, pero la parte que corresponde a sus jugadores es la que nada más no jala.
El problema no es el español. La suerte a veces existe, pero ésta se construye. Y Cruz Azul no ha sabido construirla porque sus jugadores parecen tener un trauma que contagia a cualquiera que llegue a La Noria sin importar cómo se llame.
Seis partidos al hilo sin ganar entre Liga y Copa han encendido las alarmas en el club y el enojo en la afición. Con todo y eso, pedir la salida de Jémez es un error. ¿O en verdad piensa alguien que el equipo ha jugado realmente mal y no ha merecido más?
La única respuesta es que, por alguna razón, Cruz Azul no le mete gol ni al arco iris. ¡Y eso que delanteros malos no tiene!