“Canelo se fue hace siete años y hoy vuelve a Box Azteca”. Con esa frase, el cronista Rodolfo Vargas arrancaba la narración de la pelea entre Saúl Álvarez y James Kirkland, que significó el regreso del púgil tapatío a la Casa del Boxeo.
A pesar de un inicio titubeante, el mexicano se repuso rápidamente para tomar el control de las acciones. Conforme el combate avanzaba, se hacía evidente que Álvarez es la nueva joya boxística de la televisora del Ajusco.
“A-haaaaa”, gritaban Julio César Chávez y Carlos Aguilar cada vez que Canelo metía un upper o un jab en el terreno corto lastimando a Kirkland. “Bien, Canelo, bien lo que está haciendo, esperando el momento oportuno”, repetían cuando el jaliciense mostraba paciencia y buscaba la guardia abierta de su rival.
Como impulsados por un resorte, Chávez, Aguilar, Vargas y Marco Barrera se levantaron cuando el boxeador de Guadalajara finiquitó a Kirkland. “Está muerto, Carlitos”, dijo emocionado el César del boxeo. Por su parte, Eduardo Lamazón aplaudió el proceso de maduración de Canelo: “Me gustó esta noche. Le pegaron, pero supo responder”, afirmó.
“Gracias por el apoyo que me brinda TV Azteca. Se sienten las buenas vibras”, sentenció Álvarez al final del combate. La joya del rating parece feliz en la que fue su efímera primera casa y a la que esta noche regresó con un triunfo inobjetable.