Por Nardo Záizar
Cumplió su partido número 500 en Liga MX. ¿Cómo lo celebró? Con una tristeza. Dos goles recibió por parte del equipo que lo vio nacer. Algo pasa con Jesús Corona que cada vez que llega un momento de alegría a su vida como futbolista, todo se esfuma en un tris.
Ahora que enfrentó a Atlas, juego que en teoría era para festejar sus 500, se convirtió en una derrota que le quita el invicto a Cruz Azul y pone sobre la mesa cuestionamientos a Caixihna por el funcionamiento del equipo. Pero no es la única vez que se le amarga la fiesta a Chuy.
En la víspera del Mundial 2014 ya era titular indiscutible del Tri, todos lo veíamos así, pero el Piojo a la mera hora nos salió con que Ochoa era su gallo. Bueno, la noticia llegó al grado de hacer enojar a Corona. ¡Y cómo no! Era su oportunidad de ser el dueño del arco de la Selección Mexicana en Copa del Mundo.
Si a eso le sumamos que la vez más cercana que estuvo de ser campeón de liga, contra América, ya con el título en la bolsa, todo cambió en cuestión de segundos, caray, ¡qué mala suerte! Curiosamente dichos episodios con la camiseta del Cruz Azul. En fin.
En lugar de sumar alegrías para su causa, vaya que se las merece, nuestro Chuy tiene que acumular tristezas o amargos festejos. Si la bruja Zulema no fue la solución, ¿Catemaco servirá?
¡De esta manera llegó la anotación de Stiven Barreiro que igualó a uno la pizarra!
— Atlas FC (@atlasfc) February 3, 2018
¡VAMOS ACADEMIA! ???? pic.twitter.com/boONkTZ1Sx