Por Leo Salazar
Mucha banda los odia por el simple hecho de no comulgar en afecto por la pasión que nos vuelve locos a los futboleros. Creemos que son seres de otro mundo o entes que nacieron sin capacidad para las emociones. ¿Debemos ser crueles con ellos al grado de mantenerlos lejos de nuestras vidas? Juanáticos, permítanme decirles que no. Es una dicha tener amigos antifutboleros.
1. Incorruptibles
Por más que les insistas en obligarlos a intentar conocer de manera sensible lo que tanto que desprende un balón, su convicción de apatía hacia tipos y tipas que corren como locos detrás de un balón es inquebrantable. Eso habla de su lealtad hacia sí mismos sin tener que negociar sus gustos.
2. Sabios
Son como una especie de Pepe Grillo. Observan, escuchan, estudian. En el instante oportuno actúan para poner sobre la mesa pros y contras de una decisión que implica derroche financiero, desgaste mental o estrés. Sin juzgarte, quizá considerándote loco o enfermo hacia sus adentros, te sugerirán que pienses bien. “Ese jersey bajará de precio en cinco meses. Ten paciencia. Hasta te alcanzará para algo más”, te dicen como si fueran tu conciencia.
3. Inteligentes
Que pierda tu equipo es algo que duele, mayor aún si se trata de un partido importante. Por supuesto que primero buscas al amigo que te dé razón en todo y concuerde en empatías de colores o escudos futboleros. Pero de repente aparecen los antifutboleros que te invitan a dar el rol, o a una fiesta, o a ir a cenar. Como no les interesa nada que tenga que ver con el balón, te aligeran el malestar con otras actividades o temas para que dejes de flagelarte por un momento.
4. psicólogos
No te van a entender nada de lo que les platiques con la calentura encima. Así les expliques en qué consistieron las fallas defensivas o los cambios tácticos del juego, no saben qué tanta barbaridad les comentas. Pero eso sí, tampoco te interrumpen ni te ruegan que dejes de molestarlos. Te escuchan. Prestan sus oídos para que te desahogues tranquilamente. Con serenidad rematan diciéndote algo como “a mí por eso no me gusta sufrir”.
5. atentos
Cada vez que salen de viaje, te traen un recuerdo futbolero. Tienen la certeza de que aprecias más un presente ligado al balón que cualquier otro artículo al que puedes prestar menos interés como llaveros o postales, lo típico que te regala alguien que se preocupa por el qué dirán. Obvio, te lo entregan sin olvidarse de que son los antifutboleros de los cuates.
6. Genios
Son aquellos que se ganan en rifas y sorteos productos de futbol como camisetas, boletos, consolas. Primero te van a cantar que te lo venden preguntándote cuánto ofreces. Pero como eres su amigo, además de que no quieren “basura” en su casa, te los regala porque “a ti sí te gusta que le den pan y circo al pueblo”.
7. Analíticos
Siempre hay uno que acepta sentarse contigo para ver un partido. Claro, se queja y critica a lo largo de todo el juego. Al final es quien suele esgrimir comentarios atinados y buenas reflexiones con base en lo que vio. “Yo nomás vi corriendo como loco al 9 pidiendo la pelota. Nadie lo peló al pobre. ¿Entonces para qué juegan los demás?”, por ejemplo.
8. Informados
Aunque ustedes no lo crean, son los más informados. Ya sea porque planean una fiesta, un viaje o su boda, se disponen a enterarse de que las fechas no coincidan con eventos importantes que involucren las pasiones de sus amigos. Son capaces de no celebrar Navidad y Año Nuevo con tal de invertir en algo para los cuates en un 3 de enero, fecha que ni mandada a hacer para distraerse de futbol. ¡Nunca sucede algo relevante el 3 de enero! ¡Nunca!