Con 36 años, Mauricio Macri era presidente de una de las empresas de su padre, la automotriz Sevel. Pero su sueño era dirigir al club de sus amores, Boca Juniors. Ganó las elecciones, como lo hizo ayer en Argentina, fue elegido presidente del club xeneize y tomó el poder el 13 de diciembre de 1995.
Ya al frente del equipo, Macri hizo varios ajustes que a la larga darían frutos para la gestión más ganadora en la historia del club. Aumentó la cuota social un 25%; redujo los sueldos de los empleados y el plantel; recortó gastos en las actividades deportivas, excepto en futbol y basquetbol; remodeló el estadio con la construcción de nuevos palcos, con lo que se aumentó la capacidad del estadio a 57, 503 asistentes.
En su gestión también se apostó por forjar a jugadores jóvenes, fueran de la cantera o de otros equipos, uno de ellos fue Juan Román Riquelme, quien llegó de Argentinos Juniors.
Con el éxito deportivo a su lado, Macri convirtió a Boca Juniors en una marca global. El equipo tuvo presencia en el mercado asiático, además de conseguir grandes patrocinios.
Bastaron tres años para que Boca consiguiera sus primeros títulos. En total fueron 16 campeonatos los que ganaron bajo el mandato del nuevo presidente de Argentina: el Torneo Apertura 1998, 2000, 2003 y 2005, el Clausura 1999 y 2006, la Copa Libertadores 2000, 2001, 2003 y 2007, las Intercontinentales 2000 y 2003, las Sudamericanas 2004 y 2005, y las Recopas 2005 y 2006.
A pesar de la buena gestión, Macri tuvo problemas con tres ídolos, Diego Armando Maradona, Carlos Bianchi y Riquelme.
Maradona siempre ha criticado que el expresidente de Boca haya logrado tanto éxito gracias a lo hecho por su padre. “A Boca no lo heredé. Lo gané”, comentó alguna vez el Diego.
Tras el éxito conseguido con Bianchi, el entrenador decidió no renovar su contrato. En plena conferencia de prensa, Macri lo encaró y lo cuestionó enfrente de los periodistas de por qué no quería quedarse. El técnico se mostró molesto y dejó la sala de prensa. Aunque en 2003 regresó.
Con Riquelme también tuvo conflictos. Los xeneizes atravesaban problemas económicos y Riquelme, quien ya un referente y la estrella del equipo, presionaba a la directiva por los contratos de los jugadores. Después sus transferencias fallidas a Europa avivaron la rivalidad. Fue en esta ocasión cuando en un partido contra River, Juan Román celebró un gol frente al palco de Macri con las manos en las orejas, la apodada celebración de “Topo Gigio”.
Pero en 2007, fue el mismo Macri quien negoció el regreso de Riquelme a Boca luego de que tenía problemas contractuales con el Villarreal.
Hoy Macri asumirá una nueva presidencia, la de Argentina, la que siempre buscó desde su estancia en Boca.