Por Rafael Ávila:
El cuadro universitario carece de fútbol, idea, ataque y defensa; pero algo que no se puede perdonar jamás es la falta de garra, del amor por los colores que siempre ha distinguido a los jugadores que pasan por el equipo, esa garra y amor por la camiseta que encarnaban a la perfección los gemelos más guapos de todo el fútbol.
Parece ya muy lejano el final del Clausura 2017, cuando nos enteremos de “uno fatales previsibles” como diría el gran Benedetti, ya era un secreto a voces que tanto Verón como Pikodios saldrían del club; tampoco era un secreto las diferencias y problemas que tenían con Palencia. A partir de ese día la debacle cayó por completo en el equipo, para el siguiente torneo fue claro que si no era una genialidad de Castillo, el equipo no generaba nada, el liderazgo de Alcoba, a partir de que regresó, se vio opacado por la falta de compromiso de machos jugadores que parecía solo salían a pelotear a la cancha. Y es que el fútbol no solo son tácticas y técnica depurada, en el fútbol hace falta poner algo más, algunos lo llaman corazón, otros hu#$@s.
Es precisamente este producto de gallina lo que les sobra a los Palacios, si bien Marco no fue un crack ni mucho menos, siempre puso ese elemento clave para echarse el equipo encima, si bien el liderazgo lo ponía Verón, marco siempre puso el alma del equipo, el coraje y pundonor que hacen falta para ser un gran defensa. También tenemos a Alejandro que desde que asumió la titularidad del arco demostró su calidad, con reflejos felinos y buen manejo de los tiempos al momento de jugar su área, incluso buenos regates y el uso de la fibra que hasta ese momento sólo podía hacer Jorge Campos.
Ñero la cosa no termina ahí, los Palacios representan al prototipo de jugar que tanto distinguió a los Pumas, fueron parte del equipo desde fuerzas básicas y llegaron al equipo de primera división, pero también fueron parte de la UNAM, poniendo así la idea de no solo formar al futbolista también al profesionista, así como lo hicieron Hugo Sánchez y Luis García por mencionar a algunos.
Aún parece lejano el día en que un jugador ponga la entrega y amor que estos dos guapos tienen por el club, pero no cabe duda que más allá de buenos refuerzos y ponerse a trabajar en serio, lo que necesita Pumas son jugadores como los Pikolines, esos que jugan por amor a los Pumas y que mucha falta nos hacen.