Por: Eduardo Lara
-¡Imaginemos cosas chingonas! – Dice una frase muy conocida por ahí, pero en tu caso no aplica así, porque tú no las imaginaste las creaste y te convertiste en el estandarte de tu país, en una deidad, como el significado de tu verdadero nombre “Emmanuel” (Dios está con nosotros). Quién creería que aquel pequeño que salió huyendo de casa tras una horrible escena protagonizada por su padre sería nombrado por la revista The Ring como uno de los mejores púgiles libra por libra, o mejor aún, como uno de los mejores de toda la historia. Quién diría que después de haber tenido una dura adolescencia en las calles, hayas logrado inspirar las palabras de Bob Arum -“Pacquiao es el mejor boxeador que jamás he visto, incluido Alí”- Yo no sé si de pequeño soñabas con ser el personaje tan mediático que eres, pero si fue así, entonces la frase inicial tiene todo el sentido.
-¡El Pac-man! ¡“El devorador de Mexicanos”! Son sólo algunos de los alías que ganaste después de ser el único púgil con 9 títulos mundiales en ocho categorías diferentes. En tu carrera retumban los nombres de leyendas como: Sugar Shane Mosley, Clottey, Hatton, Miguel Cotto, entre mucho otros, así como de los más aclamados guerreros mexicanos, Marco Barrera, El Terrible Morales, Oscar de la Hoya, Antonio Margarito. Cómo olvidar aquel 08 de diciembre 2012, en donde te vimos caer como nunca antes en tu carrera, cuando la derecha del “Dinamita” Márquez impactó de lleno tu rostro llevándote a la lona de forma dramática. Esa noche en el Grand Garden de las Vegas había sentimientos encontrados y reacciones contradictorias, muchos cuestionamientos, festejos y preocupaciones; pero al final fue una noche mexicana, de esas que nunca se olvidan y que nos recuerdan porqué el boxeo mexicano se respeta, pero aún con el derroche de alegría, fue duro verte en esas condiciones, porque a pesar de todo, conseguiste ganarte la admiración y el respeto de nuestro país, de todos aquellos que amamos este hermoso deporte. Fue duro no volver a ver al Pacman con el mismo desempeño, deleitarnos con esa exquisitez que era verte entrar, salir, flotar, combinar, conectar y lucir siempre muy superior a tu contrincante. Fue triste darnos cuenta cómo perdías esa hambre de triunfo, como el miedo se apoderaba de ti y te limitaba en tus movimientos y como tus nuevas actividades en la política, música y acciones altruistas fueron prioridad y paulatinamente te alejaron de la profesión que te convirtió en lo que eres.
Protagonizaste la afamada “Pelea del siglo” que no fue más que un negocio en la que sólo ganaste una buena bolsa. Después vino la revancha ante Timothy Bradley, victoria por decisión unánime y por la misma vía dominaste a Jessie Vargas, pero sin duda una de las más controversiales fue verte perder en el 2017 ante Jeff Horn un boxeador falto de técnica (para mi gusto) y que claramente fue un robo.
Este próximo 15 de julio es la ansiada fecha de tu regreso a los cuadriláteros. El argentino campeón interino Superligero de la CMB y campeón mundial wélter de la AMB Lucas Matthyse será el encargado de ponerte a prueba y exhibir cuál es tu situación boxística actual. Seguro a estas alturas pasa por tu mente agradecer y “colgar los guantes”. Ya has logrado lo inimaginable, te has convertido en el responsable de darle a Filipinas un reconocimiento internacional, pero también creo que si sigues boxeando, es porque no estás satisfecho, porque no te puedes despedir de tu público y del deporte que más has amado con una derrota, y eso es admirable y se agradece, porque yo imagino verte de nueva cuenta saltando en puntas, tirando la izquierda, contragolpeando con la explosividad que sólo tú puedes hacer, con la supremacía que siempre te caracterizó, con la velocidad que impactaba hasta el más escéptico, con la potencia que te llevó a conseguir 38 KO de las 68 peleas que tienes en tu carrera, con todas esas cualidades que te convirtieron en Manny “Pacman” Pacquio ‘El Mejor Boxeador de la década’.