Chicharito volvió a jugar. Quince minutos contados. Pocos para demostrar algo más que unas ganas locas de agradar y para correr tras el balón sin mucho sentido en ocasiones. Al menos volvió a pisar el verde del Bernabéu. Bale la tuvo para hacer feliz al mexicano, pero el galés quería colarse en la gran fiesta de Benzema y se la jugó sin mirar a su derecha. Consecuencia, nuevos pitos de los aficionados blancos.
El problema de Chicharito no es la escasez de minutos, siendo generosos, que Ancelotti le concede. Su gran obstáculo es, sin duda, Karim Benzema. El francés es un nueve diferente. No es egoísta y le gusta repartir su descomunal talento para que sus compañeros sean felices, pero en la tarde del sábado decidió ejercer de nueve de verdad para marcar dos goles, el segundo de los mejores de la Liga.
Benzema es diferente a todos. No le gustan los focos, pero de vez en cuando los acapara y lo hace por su juego, ese reservado para los genios del futbol. Ante la Real Sociedad dejo pinceladas de lo que es, algo fuera de lo normal.
Como tampoco debería ser algo tan habitual aquello de que te marquen en el primer minuto de partido. Tercer partido consecutivo en el que sucede algo parecido. Está bien que se terminó goleando por 4-1, pero eso de dar tanta ventaja a los rivales es peligroso. Mucho.
El Real Madrid inició la semana en la que puede dar un golpe a la Liga de la mejor manera posible, que no es otra que ganando, recuperando sensaciones y buen juego. Los de Donosti se marchan son tres puntos y con la posibilidad de perder a Carlos Vela durante mes y medio. El menisco de su rodilla derecha está tocado. Alarma en San Sebastián.