Nuestro Muñeco Diabólico está imparable en Holanda y partido tras partido sigue demostrando que es un gran jugador tanto adentro como afuera de la cancha. 

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Aunque no jugó, al terminar el partido contra el Excelsior Maasluis, Hirving decidió darle su playera a un pequeño aficionado del PSV que estaba acompañado de su papá, algo que presumieron a los demás seguidores granjeros como si fuera un trofeo. Una muestra más de que el mexa sigue con los pies en la Tierra.

Con acciones así, nos deja ver porqué la gente en Holanda ya lo quiere como un ídolo. Esperemos que nunca pierda esa humildad.

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