Por Carlos Calderón
En febrero de 1973, la televisora que más influencia ejerce en la vida política de México demostró su poder en la Federación Mexicana de Futbol.
El día 25 de ese mes, el América perdía 3-0 ante el Puebla, con tres goles de Manolo Lapuente, a la postre entrenador de ambos clubes.
En los últimos minutos, los capitalinos consiguieron un par de anotaciones. Temiendo el empate, el entonces DT del Puebla, Ignacio Trelles, aprovechó una falta a su jugador Martín Ibarreche sobre la banda y lo obligó a que se metiera al terreno de juego para hacer tiempo mientras era atendido.
El árbitro Arturo Yamasaki le exigió que se saliera y Trelles lo obligaba a seguir tirado. Finalmente, el árbitro decidió pitar el final del partido.
Ante esta situación, la empresa dueña del equipo azulcrema obligó a que se repitiera todo el partido en lugar de los ocho minutos que faltaban.
El 4 de abril, el estadio Cuauhtémoc atestiguó la repetición del encuentro. Para desgracia de la cadena televisiva, Puebla volvió a ganar 3-2, en esta ocasión con goles de Rafael, hermano del ídolo americanista Enrique Borja.
Ese día, Televisa perdió dos veces. Ni siquiera todo su poder fue capaz de vencer al aguerrido y canchero equipo camotero.