No había otra forma de olvidar la tristeza por la despedida de Cuauhtémoc Blanco, que celebrando el pase a semifinales del Real Madrid con gol de Chicharito. Era la única manera de cambiar las lágrimas por una sonrisa, de olvidarse del último futbolista mexicano descrito por Octavio Paz, para crear un nuevo héroe nacional que conquistara el estadio más exigente que existe.
Chicharito Hernández hizo el mejor partido de su vida. No era fácil asumir la presión de suplir a Benzema cuando el Madrid se jugaba el pase a semifinales. Menos aún era entender que el margen de error era tan pequeño como un alfiler. Pero Javier se olvidó de todo, asumió la presión como si fuera Cristiano Ronaldo o Messi. Además, le salvó la cabeza a Ancelotti, que de no haber logrado la clasificación probablemente se hubiera enfrentado a lo hoguera o hubiera tenido que rogarle a la Virgen de Guadalupe que protege al Chicharito.
Ayer se fue Cuauhtémoc, pero hoy renació un tapatío maravilloso. No habrá periódico alguno en España que no hable de San Chicharito. Correrán ríos de tinta por las redacciones hablando de él. Se agotarán los sinónimos de “lucha” en los textos. Imagino a los periodistas de antaño hablando del tesón, el carisma, el esfuerzo, la inteligencia, la sencillez, humildad, alegría que lo caracteriza. Imagino a los periodistas serios hablando con su representante, con sus fuentes en el Real Madrid. Mañana Chicharito no sólo será portada de los periódicos deportivos, sino que recibirá la primera llamada desde los despachos del Santiago Bernabéu para conocer su opinión en torno a una más que probable compra de su carta al Manchester United.
Porque Chicharito hoy no es el mismo que ayer para la afición del Real Madrid. Hoy se convirtió en el jugador que fue capaz de vencer al Atlético de Simeone que tanto daño le había hecho en los últimos seis enfrentamientos. Hoy se convirtió en ese futbolista que pasará a la historia al marcar el gol que eliminó al Atleti en cuartos de final de la Champions en un partido cardiaco que apuntaba a tiempos extra y penaltis. Y por qué no, si el Madrid gana la Onceava, se le recordará como el constructor del nuevo Real Madrid, porque si alguien fue capaz de darle esperanza al conjunto merengue por las incalculables bajas por lesión, fue él, Javier, Chicharito, Little Pea, Chícharo, CH14, el Mejicano, el novio de Lucía Villalón, quien, con el espíritu de superación como carta de presentación ha logrado convencer a la afición, entrenador, directivos, y futbolistas del equipo más poderoso del mundo, que merece pertenecer a la familia blanca.
Que Chicharito hiciera olvidar a un futbolista con las características como Karim Benzema, suena fácil, pero no lo es. Ancelotti descubrió que la única forma de ganar no sólo pasa por el talento de sus delanteros, sino también es factible a través de la entrega y sacrificio de los pequeños que quieren ser grandes. Entonces, Ancelotti, no sólo pasó a semifinales, sino que encontró una nueva forma de ganar: con Chicharito como titular. No está mal.