-La primera persona en comprar un palco en el Estadio Azteca fue el empresario Rene Letayf. Esto fue en 1964, cuando el estadio se encontraba aún en construcción, por lo que obtuvo un precio especial y una visita al inmueble en plenas obras.
-El 9 de mayo de 1946 jugaba América en contra del León un partido de liga en la cancha del Asturias, cuando Florencio Cafaratti, del equipo azulcrema, fue por un balón atrás de la portería leonesa y al agarrarlo, tocó accidentalmente la reja, que se electrificó por un cable suelto y comenzó a electrocutarse. Alfonso Montemayor, defensa y capitán del León, se dio cuenta, intentó rescatarlo y la energía lo aventó, sin pensarlo dos veces, volvió a tomar impulso y tacleándolo, lo salvó de una muerte segura. Caffarati, la siguiente vez que se enfrentaron, le dio una medalla de oro con una dedicatoria de agradecimiento.
-Uno de los más grandes cronistas del fútbol mexicano, Ángel Fernández, cuando llegó a la televisión invitado por Emilio Azcárraga no sabía casi nada de fútbol, ya que él narraba encuentros de béisbol por radio. Como no conocía de este deporte era auxiliado por un muchacho de nombre Jorge Somera que le soplaba los nombres al oído a través de un cono hecho con papel periódico. Y mientras le decían el nombre del futbolista, para no quedarse callado en plena narración les iba inventando sobrenombres fantásticos, tales como “El Siete Pulmones” a Pedro Nájera que corría los noventa minutos; “El Pierna Fuerte” a Sánchez Galindo, recio defensa, El “Cyrano de las canchas” a Enrique Borja por su prominente nariz. Finalmente este fue su sello y llenó las canchas de epítetos para cada jugador importante.
-El América, antes de ser comprado por Emilio Azcárraga, pasó por momentos económicos apremiantes. Se nombró al cómico Mario Moreno Cantinflas como presidente honorario, para ver si los ayudaba económicamente, esto ocurrió al inicio de la década de los cincuenta del siglo pasado.