El ego del delantero sueco ha alcanzado nuevos niveles. Ahora, su prominente figura ha sido inmortalizada en cera en el Museo Grévin de París, similar al Madame Tussauds.
El monumento a “Ibra” fue realizado en su típica celebración de gol: los dedos apuntando al cielo acompañados de una cara que refleja seriedad y soberbia. Una imagen a la que nos ha acostumbrado cada que pone el balón al fondo de las redes.
Hace algunos meses, Ibrahimovic visitó el museo parisino para ser cubierto en cera. Un trabajo que finalmente vio la luz el día de hoy.