Hablar del Milan es hablar de la familia Maldini. Sin embargo, los nuevos dueños no piensan eso. Paolo Maldini explicó en un carta en su página de Facebook que no será parte de la nueva directiva porque no cumplieron sus demandas. Aquí una parte del texto.
“Milan siempre ha sido para mí una cuestión de corazón y pasión, mi historia, mi padre y mis hijos lo prueban. Y nadie puede borrar este enlace con los colores rossoneros. Esta fuerte conexión requiere que sea cuidadoso, preciso y profesional aceptando el trabajo que me ofrecieron.
Por supuesto hubiera sido mucho más fácil seguir la emoción de la propuesta y decir que sí, sin pensar en las posibles consecuencias e ir precipitado a esta nueva aventura. Pero no, no puedo, tengo que ser respetuoso a los valores que me han acompañado a través de mi vida, tengo que respetar a los fans que se han identificado conmigo a través de los años en la pasión, voluntad y seriedad, tengo que respetar al Milan y a mí.
Me gustaría aclarar algunos conceptos a los aficionados del Milan y la prensa, quienes hablaron y dieron la noticia que el fondo de la cuestión fue el aspecto económico, olvidando la importancia que mi familia y yo hemos dado al sentido de pertenecer al Milan: el salario siempre ha sido una consecuencia del acuerdo, nunca la causa. Esta noticia, además de otras cosas, se han sugerido como fuentes anónimas a través de los canales y personas que he conocido desde hace 30 años, con el objetivo de desacreditarme para justificar la falta de acuerdo. No estaba seguro de romper nuestro acuerdo de confidencialidad.
No he puesto por delante las demandas económicas, lo reiteré en la primera reunión que la definición de mi papel sería la llave para una posible colaboración. ¿Cómo podría cuantificar una propuesta cuando no se establecen claramente las responsabilidades? Señalé que daría todo a un serio proyecto que sólo me veía en un rol que nunca aceptaría de ser usado como una simple bandera. Lo repito: Milan es una decisión de corazón.
Nunca pedí un “papel de Galliani,” o ser el director general con total poderes. Entonces, conozco mis virtudes, pero conozco mis límites aún mejor. Mi conocimiento de la zona debe ser la actividad deportiva. Me ofrecieron el papel de director técnico, antes me contrató un director de fútbol de la confianza de los CEO, entonces, de acuerdo con el organigrama, debería compartir cualquier proyecto, la compra o venta de los jugadores.
Nunca pedí tener contacto directo con el dueño y pasar por alto al CEO. (…) Reitero que mis valores e independencia de pensamiento son más importantes para mí que cualquier trabajo”.