Joan Laporta ha decidido dar el paso y optar de nuevo a la presidencia del Barcelona. Su simple anuncio ha estremecido al resto de candidatos, empezando por el presidente Bartomeu, al que ni el triplete recientemente conseguido puede valer como argumento para ser elegido como presidente por primera vez.
El huracán Laporta se deja sentir. Su personalidad no deja indiferente a nadie, pero los planes del político venido a menos, han sufrido un importante e inesperado revés, la renuncia de Puyol de acompañarle en la carrera electoral. Su principal argumento, se viene abajo de manera irremediable.
Sin la compañía de Puyol, su asalto al poder, se basa en su personalidad, esa que le llevó a levantar dos Champions o bailar bien cerca de una afamada pornostar española. Ahora Laporta vuelve a la batalla y lo hace aclamado, no por lo que hizo durante su estancia en la presidencia, sino por lo hecho junto a los que le siguieron en la sala de juntas del Camp Nou.
Los diferentes procesos judiciales abiertos contra Sandro Rosell y Bartomeu pueden ser el mejor argumento de Laporta para terminar con la resistencia de un presidente que ha sido capaz de ganar todo, pero sabe que ni la Champions le puede servir de crédito suficiente para continuar de presidente azulgrana.
Florentino Pérez llegó al poder tras derrotar a Lorenzo Sanz con dos Champions en el bolsillo, la última conquistada un mes antes. Era el año 2000, Ahora, Laporta toma el ejemplo del presidente del Real Madrid como ideario para llegar al sillón presidencial.
Mientras Jordi Mayo, otro aspirante, habla de un ofrecimiento de Sergio Ramos para vestir de azulgrana, su carrera electoral tiene un breve recorrido, tanto como ha tardado en llegar el desmentido del madridista.