Por: Carlos Blue
Ataviados en traje negro para asistir a su propio funeral, Iniesta se despide de Vicente del Bosque. En su gesto hay tranquilidad mezclada con la melancolía. No sabemos si es un adiós o un hasta luego. Iniesta toma el mando de la selección días después de que, tras ocho años, Xavi Hernández perdiera la posesión.
Xavi no aparece en cuadro, ha estado sentado en el banco. El mediocampista fue una de las obsesiones de Luis Aragonés, la otra era el famoso pasillo de seguridad. El pasillo consistía en que el portero, el central, el medio centro, y el delantero, fueran una referencia. El último ingrediente de esta excelsa etapa, según el mismo Xavi, ferviente creyente de las energías, era la confianza.
Hoy España se despide del mundial sin su pasillo de seguridad, sin Xavi Hernández en el campo y atiborrada de nostalgia. Decían que en el fútbol sólo existían un número finito de tramas a las que se les daba un nuevo rumbo a medida que los tiempos cambiaban. Tras seis años en la cima, España nos regaló un nuevo canon. Hay vida después de la muerte, España, Iniesta, Xavi y Del Bosque ahora son leyenda.