Cruz Azul peleó, la buscó, pero se encontró con tres campeones del mundo en su camino. Ramos se elevó para machacar a Corona y se bastó para levantar un muro ante los delanteros mexicanos; el segundo de ellos, Kroos, dirigió con maestría el juego blanco, habilitando al amigo y desesperando al enemigo vestido de azul para la ocasión; el tercero fue Casillas, responsable de que el Cruz Azul no retomar el pulso cuando Benzema se lo había seccionado con el segundo gol del partido. Bale, al poco de iniciar la segunda parte, abrió una brecha insalvable. E Isco certificó la victoria a su manera tras jugada de artista.
El Real Madrid se sabía superior y decidió administrar el tiempo y los esfuerzos. El gol de Ramos (minuto 14), tras un espectacular despeje al aire de Corona, posibilitó que los de Ancelotti manejaran el partido, aunque con exceso de confianza en repetidas ocasiones, tal y como demostró el penalti que Torrado tiró a las manos de Casillas.
Pese al dos a cero, Ancelotti se marchó enojado al vestuario. No le había gustado lo que había visto sobre el césped. Esas cinco llegadas del Cruz Azul molestaron al técnico, que decidió sacar el látigo en el vestuario. No quería sustos y sus hombres le dieron la razón saliendo con otro aire tras esos quince minutos reparadores. La salida en tromba de los blancos enterró cualquier duda. Los mil seguidores mexicanos no tuvieron más remedio que rendirse y callarse ante la superioridad del Real Madrid.
El partido quedó sentenciado y aún así el Cruz Azul no bajó la cabeza en ningún momento. Quería marcar, colocar el tanto del honor de un equipo que ha cumplido con su papel, el de estar en la semifinal y apretar al Real Madrid. No podía hacer otra cosa y lo ha hecho con dignidad. Los blancos le dieron alguna que otra opción, pero por ahí andaba Casillas.
El Real Madrid ya suma 21 victorias consecutivas. Las 24 del Curitiba y de la que hablan como la mejor marca de la historia, se acercan, pero antes pretende levantar una Copa, la que le falta en su palmarés. Y es que la entidad madridista, más allá de la Copa Intercontinental, no ha sido nunca campeón del mundo. El sábado tiene oportunidad de hacerlo.