Por Alejandro Miranda
El buen Jürgen estuvo en problemas con la policía de Nuevo León cerca de las tres de la tarde. Fue detenido en el apetitoso restaurante ‘El Pollo Loco’.
Los trabajadores del lugar confirmaron para ESPN que el chaval bajó de su troca para dirigirse al baño del lugar, donde sorpresivamente llegaron los patrulleros y lo sacaron esposado para después llevarse su coche con una grúa.
Para la buena suerte de Damm pudo explicar lo ocurrido y rápidamente ser liberado. El motivo es digno de película de acción pues su auto no contaba con placas y llevaba vidrios polarizados por lo que el felino se espantó y metió todo el turbo, más aún porque la patrulla no contaba con la identificación de algún responsable.
¡Que lío en el que se metió el velocista!