Ya llevamos poco más de un mes de que Argentina saliera campeona del mundo por tercera vez en su historia. Después de 36 años, la albiceleste volvió tocar el cielo de la mano de dos hombres llamados Lionel, qué curioso, ¿no creen? Talvez todos pensarían que lo primero que se te viene a la mente después de ser campeón del mundo es una alegría que no tiene comparación, pero para Scaloni no fue así.

Mi Scaloni de toda la vida se echó una platicada con un poeta del futbol como lo es mi Jorge Valdano, y en plena charla le reveló que justo cuando terminó la final, no se sintió feliz. Sí, así como lo leen, compis, era tanta la presión que lo único que pensó es “ya está, se terminó, que alivio”.

“Alivio, ni siquiera era alegría, la emoción fue después cuando vi a Leandro Paredes que venía de frente llorando, ahí sí, pero en ese momento decís ‘se acabó, qué alivio; lo conseguimos, pero qué alivio’. Es una sensación difícil de explicar”

Lionel Scaloni

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Nadie quería a Scaloni en la Selección

Y aunque parezca difícil de entender, la neta es que sólo los que han estado en sus zapatos saben la presión que se sufre. Nosotros como mexas exigimos al Tri muchísimo, y podemos ver como poco a poco esa presión se va comiendo al DT en turno. A veces es hasta sorprendente ver su cambio físico de cuando llegan a cuando se van de la Selección.

Ahora, imagínense la presión de una Selección del tamaño de Argentina, dos veces campeona del mundo, con el mejor jugador de la historia, y quizá el país que más loco se vuelve por la pelotita; eso sí es presión.

Y si todavía le agregamos que cuando llegó a la Albiceleste nadie lo quería, todos le tiraban que no tenía experiencia, que le daban seis meses en el cargo y tal. Qué lindo es el futbol, la pelotita misma se encarga de poner a las personas que tienen que estar para que se den las cosas.

Lionel Scaloni – Getty Images

Lionel Scaloni – Getty Images