El problema no fue que los jugadores hicieran lo que quisieran en su día libre, el problema es que muchos de los seleccionados no se dan cuenta de la responsabilidad que tienen encima. Es increíble que a menos de dos semanas para que inicie el Mundial, esos jugadores que van a representar un país, esos mismos en los que todos los mexicanos depositan sus ilusiones, puedan estar pensando en hacer una fiesta de despedida y no en cuidarse, descansar, entrenar, pensando en ganarle a Alemania.
Ese es el problema, mientras ellos piensan en tonterías, nosotros solo pensamos en ganarle a Alemania, en pasar de fase de grupos, en terminar con el quinto partido. No sé, pero si yo fuera futbolista profesional, a unos días del Mundial, en lo único que estaría pensando en el primer partido. No tendría tiempo para pensar en fiesta, ni en infidelidades.
La noticia apareció en Alemania, Suecia, Corea, y el resto del mundo. Nuestros rivales se hicieron eco de la fiesta. Eso, queremos o no, fortalece psicológicamente a nuestros rivales directos, y no estamos como para hacer esas tonterías.