Por: Roberto Quintanar
El rostro de Rafael Nadal era de incredulidad al terminar el partido que les enfrentó en Indian Wells esta tarde. La semifinal de uno de los torneos Masters más importantes de la temporada corroboró que, pese a que el español está alcanzando ese nivel que le caracterizó en el pasado, no es capaz de dar algo más que lucha a Novak Djokovic por ahora. Los parciales de 7-6 y 6-2 así lo testifican.
Los números son abrumadores. En los últimos 11 enfrentamientos entre ambos, Nole se ha impuesto en 10 y suma seis triunfos consecutivos contra Rafa. Lo que fue hasta hace no mucho la rivalidad más intensa y espectacular del circuito, se ha ido convirtiendo en un trámite para el serbio.
Es verdad; Nadal tuvo muchos problemas físicos el año pasado, pero incluso antes de ese episodio, Djokovic comenzaba ya a marcar una diferencia que hoy es demasiado evidente.
A pesar de que el de Manacor llevó al límite a Nole en la primera manga, mostrando su ya patente recuperación, le fue imposible mantenerse en el segundo set. Con mayor fuerza mental, técnica y físico, el serbio puso las cosas en orden.
Y no es cuestión de un partido. Para Rafa, la única forma de volver a la cima es rebasar ese límite que Djokovic ha puesto tan arriba como la cima del Everest (y tal vez más allá). Y, por lo visto hasta ahora, el español tendrá que superar aquello que le llevó a la cima hace unos años, porque incluso ese nivel ya no le sería suficiente contra el balcánico.
Mientras eso no ocurra, la gran rivalidad quedará como un buen recuerdo. La tarea no es sencilla, pero es la única alternativa del español para recuperar un trono que luce cada vez más lejano.
Los números no mienten. Hace tiempo que Nadal dejó de ser el rival más fuerte de Djokovic… y si Rafa no consigue rebasar sus propios límites, no parece haber nadie que frene a un Nole que cada vez luce más dominante en el circuito de la ATP.