Pasó hace casi 10 años. Se jugaba la final del Mundial de Alemania 2006. Era su último partido. Después todo se trataba de homenajes y caridades. El partido se fue a tiempo extra. Él había marcado un gol de penal a lo panenka. Ese día Zinedine Zidane pasó a la historia. No por despedirse del futbol. Su cabezazo a Marco Materazzi quedó en la memoria. Hoy revela lo ocurrido.
De entrada se niega a revivir el tema. Ante la insistencia explica: “ese día mi mamá estaba en el hospital. Y tú sabes… cuando te dicen algo sobre eso, se salta la cadena”, asegura en entrevista para Récord. A la distancia admite que si pudiera cambiar su reacción lo haría. “No estoy orgulloso de eso”, insiste.
Se da tiempo de hablar de su actualidad como entrenador del Real Madrid. Entiende que los rivales “juegan el partido de su vida” ante los suyos.
Le molesta que sus hijos sean parte del castigo de la FIFA al club. Califica el hecho como “absurdo”. Aclara que ellos han estado “toda la vida” con él en Madrid. Confía en que el problema tenga solución. Por lo pronto jugaron el fin de semana pasado.
Finalmente admite que entrenar a Francia es una meta de cara al futuro. “De momento me concentro en Real Madrid”, sentencia.