Un día como hoy, Brasil atravesaba uno de los momentos mas tristes en la historia de su futbol. Uruguay le arrebataba el campeonato del mundo de 1950 con una victoria de dos goles a uno, en partido que dejó en lágrimas a todo un estadio y que 66 años después aún se recuerda con dolor.
En cambio, para los uruguayos es un día que representa enorme júbilo, pues habían logrado una hazaña que en un principio parecía imposible: darle la vuelta a la selección brasileña en su propia casa, en el estadio que en aquel momento era el más grande del mundo.
Ahí nació la leyenda de Alcides Ghiggia quien fue el autor del segundo gol, ese que arrebató a los amazónicos una copa que ya sentían en sus manos y creían nadie les podría quitar.
Aquella tarde fue también en la que Pelé le pidió a su padre que no llorara, y le prometió que algún día ganaría la Copa Mundial. Ocho años después, el 29 de junio de 1958, O Rei lloraría de felicidad al ganar el mundial en Suecia.