El tenista suizo Roger Federer ha acumulado muchos millones de dólares a lo largo de su prolífica y superlativa carrera que lo coloca en el peldaño número uno de la historia. Sin embargo, si algo no ha perdido el helvético ha sido su sensibilidad y lado humano.
El rey del deporte blanco mantiene los ojos y esfuerzos bien puestos en su fundación, que creó en 2011 con el objetivo de ayudar a los niños africanos más necesitados para que éstos tuviesen acceso a educación, salud y alimentación.
Aunque la temporada está en un punto importante de competencia, Roger se dio tiempo para hacer una pausa y visitar Malawi, nación en la que su fundación atiende a cerca 34,000 niños.
Su Majestad supervisó los resultados y el impacto de la iniciativa de educación de los infantes en el país y asistió a la apertura del Centro de cuidado de niños de Lundu, donde interactuó con los pequeños y la comunidad.