El primer nombre que viene a la mente del aficionado al futbol cuando se menciona a los Leaño es el de los Tecos (ya desaparecidos como la franquicia que era), pero hace tiempo que una parte de la descendencia del ingeniero Juan José Leaño está desligada de esa marca.
Este hombre, cuyo nombre tuvo un gran peso en la política tapatía entre los grupos de derecha y ultraderecha como la organización de choque Tecos (no el equipo) perteneciente a la Universidad Autónoma de Guadalajara según se ha reportado en medios como las revistas “Siempre!” e “Intolerancia”, ha estado presente en el ámbito deportivo desde que estuviera al frente del cuadro zapopano y la Federación Mexicana de Futbol.
Tras su retiro, su hijo Eduardo “Chino” Leaño se mantuvo unos años como mandamás del club emplumado, pero luego cedió el mando a su primo Antonio, el papá del conocido exfutboilista Juan Carlos “Cheto” Leaño, quienes vendieron el club a Grupo Pachuca para centrarse en su universidad, la UAG.
Los hijos de Juan José, Eduardo, Álvaro y Juan José Leaño Espinoza, tienen una vasta experiencia en el ramo inmobiliario. Su grupo, llamado Desarrolladora Mexicana de Inmuebles, es una de las empresas más importantes de Guadalajara y el país y destaca por sus fastuosos proyectos entre los que se encuentra el Centro Comercial “Andares”, parte del desarrollo residencial “Puerta de Hierro”.
Estos personajes que proyectan fastuosidad a través de sus desarrollos son quienes acaban de adquirir el Club Deportivo Guadalajara, que hasta hoy pertenecía al empresario Jorge Vergara y su esposa Angélica Fuentes.
En una situación de emergencia, que tal vez requiere de esta visión faraónica, los Leaño buscarán rescatar más que a una institución a una marca, una de las dos más importantes del balompié nacional. El reto será más difícil que la construcción de un hotel o un club de golf, pues los cimientos de este palacio futbolero en ruinas son humanos…