Por Víctor Yahir Cruz
Si tuviéramos que nombrar a una selección con la que hemos tenido una rivalidad en Copas del Mundo, Italia debería de ser opción. Fue la que nos eliminó de nuestro Mundial en 1970, y en el 2002 le hicimos sufrir como nunca al grado que festejó el empate a un gol como si hubiera ganado el torneo. Un bello recuerdo de aquel partido en Corea-Japón, ¿no creen? Sobre todo por aquel golazo de Jared Borgetti.
Ah, por cierto, habrá muy poca gente que recuerde otro partido mundialista contra los italianos. Fue en Estados Unidos '94 durante fase de grupos. En ese juego otro mexicano apareció para picarle el orgullo a los europeos, su nombre es Marcelino Bernal.
El Capitán Cañón fue en su momento un medio que traía fama de tener un proyectil en su pierna derecha. Consolidado como una figura en Toluca, Bernal antecedió al Zorro del desierto como pesadilla para la Azzurra con un tiro potente que dejó boquiabiertos a monstruos de la defensa como Alessandro Costacurta y Paolo Maldini. ¡Fue gol de oro molido!
Marcelino merece su foto en vitrina de gala por haber clavado el pirulo que nos clasificó a rondas finales de un Mundial en el extranjero, algo que sucedía por primera vez en la historia del futbol mexicano. Aquel gol todavía enchina la piel.