Por: Carlos Hernández
1-1: Desastre ante Honduras. Ese fue el encabezado del periódico Mundo Deportivo el 17 de junio de 1982. El Mundial de España 1982 había dado inicio para la selección anfitriona y lo que parecía ser un trámite terminó siendo una pesadilla. La lógica de los españoles era la siguiente: si un día antes El Salvador había recibido de manos de Hungría la peor goleada en la historia de un mundial, 10-1, y Honduras había empatado a cero con los salvadoreños en la fase eliminatoria, era innegable un triunfo ante unos jugadores de quienes tenían conocimiento que su mejor arma era rezar el día anterior en una iglesia cercana a su hotel de concentración.
En su crónica del partido, en el mismo Mundo Deportivo, Ramón Rovira se refirió a un defensa hondureño de la siguiente forma: “como sea que todo se resolvía bombeando balones en la cabeza de Satrústegui, y éste tenía en el negrito Costly un marcador implacable”. Ese mismo día, en su columna de opinión, T. Guash escribió: “Y de paso, que nos presten también al tal Costly, que sin beber nada dejó seco al tal Satrústegui.”
Allan Anthony Costly, defensa central, es a quien se refiere Rovira como el negrito que impidió la victoria de España. Surgido del Tela Timsa, el mundial de España fue la plataforma para su fichaje por el CD Málaga de España. Su viaje no duró lo deseado. En apenas un año y pocos partidos las ilusiones se desvanecieron, y con una maleta vacía de gloria regresó a jugar a su ciudad natal. Anthony no jugaría otro mundial.
Más de treinta años después, Carlo Costly, hijo de Allan Anthony, es uno de los emblemas hondureños para clasificarse por primera vez a los octavos de final. Así como ocurrió con los españoles en el 82, existe poca lógica para creer que Costly puede ser el delantero ideal para dicha misión. Diez equipos en los últimos ocho años no son la mejor carta de presentación. Más si se considera que por diez meses estuvo desempleado, jugando en equipos amateurs de Miami, tras su gira por equipos de China, Rumania, México, Polonia e Inglaterra.
Sea su herencia o su mala suerte, Carlo Costly no ha podido deslumbrar en el extranjero. No obstante, aun sin la constancia requerida en sus equipos, el delantero catracho es el cuarto anotador de la historia del representativo nacional, y ha sido el arma preferida de Fernández Suárez para clasificar. Después de Pavón vino Suazo, después de Suazo ha llegado Costly. Los mexicanos no olvidaremos su gol en Tegucigalpa y mucho menos el golazo con el que consumó el nuevo Aztecazo.
Un 16 de junio de 1982, Honduras sorprendió a España con un defensa de apellido Costly. Un 15 de junio de 2014, el descendiente directo de aquél defensa espera tener oportunidad de tomar el balón, hacer una finta de tacón y acelerar para marcarle a Francia. Ese movimiento, denominado la Costlynha, puede ser la pluma que treinta y dos años después reescriba en el L’Equipe: Desastre ante Honduras.