Por Leo Salazar
Han transcurrido más de 20 años desde aquella humillación y los Juanáticos seniles seguimos sin ser vengados. Éramos chamacos o chavitos cuando eso sucedió. Desde entonces, hemos crecido con la herida sin que sea sanada. Nuestros hijos o sobrinos nos dicen que eso ya pasó, que los tiempos han cambiado. Pero no, no han cambiado.
Para los Juanáticos de hoy es fácil hablar porque no lo sufrieron. Muchos incluso aman e idolatran a tipos que nos propinaron aquel trauma a los americanistas que sí sabemos lo que es sentir la camiseta. Se desviven por Luis García y Ricardo La Volpe, dos protagonistas de aquella tragedia en un Clásico Nacional.
No se le puede calificar de otra manera. ¡Fue una tragedia! Perder 5-0 contra Chivas no es algo que se cuente así como así cada torneo. ¿Qué tienen que ver García y el Bigotón? Uno era jugador águila y se hizo expulsar temprano en el partido para dejar morir solos a los demás. El otro era el entrenador, a quien no le funcionó para nada su mentada visión de estratega. Ambos deben explicación.
Desde el Invierno '96, los viejitos nos mordemos las uñas cada vez que Chivas y América se ven las caras. No lo hacemos por nerviosismo sino por la necesidad de revancha, porque queremos regresar la paliza que todavía nos restriegan los veteranos ChivaHermanos.
Es un Clásico que también tiene su toque con la edad. Los calvos, gordos y divorciados del Ame, nos mantenemos de pie en la rivalidad con sed de venganza. Ese 5-0 sigue en el aire.