El modesto pero acogedor Estadio Municipal de Ipurúa guarda el sonido de la noche más especial de su existencia. Su inquilino, el Éibar, acaba de derrotar al Alavés por 1-0, asegurando un lugar en la Primera División de España.
Éibar es una de las urbes más pequeñas del país. Con una población cercana a los 27,000 habitantes, las gradas de Ipurúa necesitan poco menos de la quinta parte de la población total de la ciudad para un lleno.
Aunque reducida, la localidad tiene una historia e identidad bien definidas. Más del 50% de los eibarreses son euskaldunes, es decir, hablan el idioma vasco. La región, considerada como la capital del socialismo vasco, alcanzó notoriedad por ser la primera ciudad en proclamar la Segunda República Española; por este motivo, no es de extrañarse que la resistencia en Éibar fuese férrea y la región quedara devastada luego de la Guerra Civil.
En 1940, durante el proceso de reconstrucción que acarreó una fuerte industrialización de este municipio guipuzcoano, fue fundado el Éibar Futbol Club (posteriormente Sociedad Deportiva Éibar) tras la fusión del Deportivo Gallo y la Unión Deportiva Eibarresa.
Los éxitos de la Sociedad Deportiva pueden contarse con los dedos de una mano. Sus máximos logros, antes de su ascenso, se limitaban a dos campeonatos de aficionados.
74 años tuvieron que pasar los armeros en las divisiones inferiores para que el club vasco pudiese conseguir el objetivo de codearse con la élite del fútbol español y europeo; la grama de Ipurúa recibirá a Cristiano, Messi, Neymar y otras joyas del balompié internacional.
Un dato curioso es la relación indirecta que el Éibar guarda con el coloso Barcelona. El azulgrana del equipo eibarrese se debe a que durante la temporada 1943-1944, la Federación Guipuzcoana de Futbol regaló al club un paquete de uniformes del club catalán, por lo que esos colores fueron adoptados.
El equipo pequeño buscará hacer historia en Primera División. Por ahora, y luego de siete décadas, el primer sueño ha sido cumplido… un nuevo comienzo se avista en el horizonte del Éibar.