Por: Roberto Quintanar
Si no fuéramos tan futboleros, Paolita… si tan sólo los medios dejásemos de lado por un momento esa intención de ceñirnos a rajatabla a lo que en teoría son las exigencias de las audiencias…
Sí, Paola. Los estudios de audiencias, iniciados a mediados del siglo pasado, rompieron la teoría de la “bala mágica” que acuñó Lasswell, sociólogo que afirmaba sin rubor que el poder de los medios masivos sobre las conciencias de su público era casi hipnotizante, algo que hoy sabemos falso. Pero lo que sí hacemos los que estamos de este lado, campeona, es algo llamado agenda setting, que no es otra cosa sino ayudar a establecer la importancia y espacio que merecen los distintos temas que están en el universo informativo.
Es decir, si en buena medida el público no entiende la trascendencia que tienes en estos tiempos como deportista mexicana, de alguna forma es culpa nuestra. Estamos más preocupados por saciar el morbo de las discusiones fútiles sobre la Selección Mexicana y las conspiraciones contra el “Piojo” Herrera que en usar al periodismo como una herramienta para fomentar el deporte ayudando a provocar que millones de niñas sigan tu ejemplo o el de otras atletas como Paola Espinosa para activarse físicamente o buscar ser atletas de alto rendimiento. En vez de eso, a tus rachas y grandeza les damos un espacio vergonzosamente minúsculo.
En nuestra mente es más importante que el delantero de X equipo afirme que van con todo para esta temporada, como si esa obviedad fuese tan trascendente (o como si hubiese un futbolista que pensara decirle a la prensa todo lo contrario). De esa forma, el ariete del cuadro al que todavía le faltan muchas semanas para entrar en acción se convierte en la portada del diario o en la nota principal del portal. Por el contrario, tus victorias serán señaladas, si bien te va, en un espacio menor en primera plana… y si no, en un pequeño recuadro de la página 35.
El gusto del público por una actividad deportiva no se construye de la noche a la mañana ni lo haremos los medios, pero difundir la importancia que tienen tus resultados, mi estimada Paola, es una asignatura que tenemos pendiente.
Tu batalla por el número uno del raquetbol femenil con la estadounidense Rhonda Rajsich tiene en esa disciplina una trascendencia histórica. En los registros estarás llamada a ser una de las mejores de la historia y aquí, en tu propia tierra, ni siquiera lo hemos entendido.
Discúlpanos, Paola Longoria. Hoy que cumples 26 años en plena competencia panamericana, no podemos dejar pasar la oportunidad de dedicarte estas líneas que engloban un sentido mea culpa.