El Real Madrid necesitaba ganar y lo hizo. Las dudas que aparecieron tras las derrotas ante Valencia y Atlético han quedado despejadas, al menos hasta el próximo jueves. Los de Ancelotti vuelven a ganar y se estrenan en 2015 gracias a un cándido Espanyol y a los goles de James, Bale y Nacho en un plácido partido en el que no se tuvieron noticias de Chicharito. Uno más.
Con un partido tan tranquilo como el vivido por el Real Madrid, salvo la expulsión de Coentrao no hubo momento alguno en el que se pudiera dudar por la derrota blanca, el choque tenía que haber servido para la reconciliación entre Bale y Ronaldo, algo que parecía se iba a producir en la primera mitad, pero que terminó convirtiéndose en un nuevo escenario para plasmar un distanciamiento o, por lo menos, el diferente criterio con el que uno y otro entienden el fútbol.
Bale buscó a Ronaldo al poco de empezar. El portugués aprovechó para asistir a James. Todo perfecto. Eso sí, cada uno celebró el gol por su cuenta. Minutos después fue el galés el que marcó un estupendo lanzamiento de falta. CR7 se recorrió medio campo para ir a abrazar y celebrar el gol con su compañero y ¿amigo?
Todo parecía controlado y en orden, pero el pasaje vivido en Mestalla seis días atrás se repitió. Contra de lujo pese a jugar con diez. Bale se recorre medio campo. Ronaldo mantiene su carrera para no caer en fuera de juego, pero cuando aparece Casilla, la vista se le nubla al ex del Tottenham, disparando fuera. Ronaldo patalea y lanza improperios por la boca.
Hubiera podido significar el cuarto gol del partido. De una fiesta se pasó a una pitada para Bale. CR7 se cabreó y el aficionado blanco más aún, recordando al galés que su elección había sido mala, nefasta al jugársela sin mirar a nadie.
La jugada y los pitos del público no pasó de ser una anécdota por el cómodo triunfo blanco, pero sirve de aviso para mostrar que ahí hay un cortocircuito por lo menos a la hora de pisar el césped.
El partido no pudo ser más plácido para el Real Madrid, pero no debió ser lo suficiente como para que Ancelotti decidiera dar entrada a Chicharito. Sentó a Benzema pero decidió que entrara Illarramendi.