Su nombre es sinónimo de polémica y lo entiende. Disfruta ser el centro de atención. No se inmiscuye en problemas para generar polémica, sino para divertirse. Eso sí, sabe cuándo hacerlo. “De agosto a diciembre, que nos jugamos menos, me meto en todos los fregados(líos). Luego paro”, explica.
No pretende cambiar porque “me lo paso bien”. Sabe que sus acciones fuera de la cancha van a tener consecuencias. Cree que “se le da demasiada trascendencia”. Él sólo lo mira como “un juego”. No termina por comprender las reacciones. “Parece que esté matando a alguien cuando estoy haciendo simplemente bromas”, insiste en charla con El Mundo.
Acepta que a muchas personas no les guste lo que hace. “Si todo el mundo está a tu favor, algo huele mal”, expresa. Igual revela que nunca bloqueó a nadie en Twitter. Da lo mismo cuántas veces lo insulten.
Reafirma su idea de no ser un jugador común. Él habla de política, de economía. Cuenta que en el vestidor toca esos temas con Javier Mascherano. Muchos futbolistas en el vestidor del Barcelona se acercan a intercambiar ideas de esos tópicos. Él no teme ir por ese camino. Lo ve como algo natural.
Habla también de sus comentarios en torno a la rivalidad Real Madrid – Barcelona. Para él “es lógico” que siempre quiera que el oponente caiga. Piensa que fue eso y no la política lo que provocó los pitos contra él en la Selección Española. Eso sí, reconoce que no previó el efecto que tuvo su agradecimiento en broma a Kevin Roldán durante el festejo por el triplete. “De saber que iba a suceder todo esto, no lo hubiera dicho.”, reflexiona.
Mucho menos porque afectaron a Vicente Del Bosque. Él no fue feliz con las muestras de intolerancia al defensa. “Sé que por dentro sufre. Y no me gusta porque le tengo mucho aprecio”, lamenta Gerard.
Los silbidos que menos acepta son los que recibe el himno español. Opina que se debería respetar mucho más la canción. Pone de ejemplo a Estados Unidos.
Es momento de platicar sobre lo que pasa en la cancha. Recuerda su fichaje por el Manchester United. Dejó al Barcelona por el Manchester United en 2004 y luego volvió a casa. Detalla cómo ha decidido en qué equipo jugar: “Lo importante es a qué equipo vas, a qué quiere jugar, si tú entras dentro de esta filosofía, a qué ciudad vas, si te vas a aclimatar en el entorno… Y una vez que tienes claro todo esto, entonces negocias la pasta. Lo otro es actuar como si el fútbol fuese un juego individual. No, tío, vas a formar parte de un equipo. Estudia a ese equipo”.
Rememora que hace algunos años dijo que quería retirarse joven. Hoy las cosas son distintas. Quiere cuidarse, estar en la mejor forma física posible. Su idea es “alargar mi carrera lo máximo posible en este club, que es mi casa”.
Al hablar de seguir en el Barcelona toca el tema de la motivación. Esa se va al ganar “6-0 ó 7-0 y que el rival se encierre atrás”. Ahí acaba el placer. Prefiere “que nos acribillen, que nos avasallen y ahí intentar solucionar problemas”. Es en el sufrimiento donde encuentra mayor placer.
Eso es lo único que lo hace cuestionarse un cambio de equipo. Ir a donde “ataquen mucho más” lo seduce. Busca retos “cada vez mayores”. Igual sabe que el objetivo de su escuadra es “seguir ganando”. Sabe que cada vez es más complicado y que eso está “probado históricamente”.
Su familia lo ayuda a decidir mejor. A estar mucho más equilibrado. Goza de la vida con Shakira y sus hijos. A ella la ve como “un ídolo”. De los pequeños lo sorprende cómo imitan a los futbolistas. El mayor “sólo quiere camisetas de manga larga porque su padre juega así”. Incluso un día lo descubrió escupiendo y cuando confrontó la conducta recibió como respuesta un “es que lo hace Leo (Messi)”.
Finalmente confiesa que no se meterá en problemas durante las próximas semanas porque “estoy concentrado en ganar otro triplete”.