Dos goles en contra en las siete primeras jornadas, tres empates, cuatro victorias y estar a un punto del liderato son suficientes argumentos para que el Real Madrid de Benítez viva su primera crisis o mal momento, para ser más sinceros. No hay un cisma abierto entre club-entrenador, entrenador-vestuario o entrenador-público, pero la realidad dice que el rumor del distanciamiento entre Benítez y lo que esperaba gran parte de la afición y los propios dirigentes, es algo más que una simple nube de otoño. De momento no llega a ser tormenta, pero esas nubes que aparecen en el horizonte, amenazan con descargar.
La exigencia del Real Madrid, esa que Benítez creía conocer, empieza a pasar factura. La imagen dada en el Calderón ha bastado para que lo hecho hasta ahora parezca que no vale de nada. Los récords de Keylor y los millones de goles de Ronaldo han saltado por los aires ante un simple paso atrás y un empate de un Atlético triste, que poco tiene que ver con el que ha fabricado el Cholo en los últimos años.
En la zona noble se mueven inquietos, pero saben que todavía es pronto para analizar con profundidad lo que está haciendo Benítez. Lo que preocupa a Florentno Pérez y compañía es saber hasta dónde llegan las diferencias entre el técnico y los jugadores.
El cruce de declaraciones de los últimos días no invita al optimismo. Hoy mismo, Ramos ha contestado al entrenador, que en la noche anterior se atrevió a señalar al capitán por la jugada del penalti en el Calderón. O como el mismo domingo, cuando Benzema habló de la imposibilidad de llevar peligro por la lejanía del juego blanco con respecto a la portería contraria.
Lo cierto es que los argumentos para pensar que hay algo más que diferencias de criterio, están sobre la mesa. No es especulación periodística sin más, son los propios protagonistas los que dan a entender, que el vestuario no habla el mismo idioma que el técnico.
Lo que ocurre es que los mensajes todavía son comedidos. Ronaldo y Ramos hablan con respeto del técnico y alaban los méritos contraídos a lo largo de su carrera, pero lo cierto es que algo hay y en cualquier momento puede estallar un conflicto, que coincidiría en el tiempo con un Barcelona tocado por la ausencia de Messi y que ya colecciona las mismas derrotas de la pasada campaña, dato que calienta a los moradores del palco blanco, ya que ven cómo su equipo no ha sabido sacar provecho de esa circunstancia.
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