Por: Ana Cruz Manjarrez
-Abucheada en el Festival de Cannes-, la frase que respondería mejor al timing de la FIFA para el estreno de United Passions. Este viernes, en Estados Unidos, será proyectada públicamente por primera vez la película que costó 24 millones de dólares al organismo rector del futbol mundial. Una ovación de ellos para ellos.
En el momento más agitado de su historia, la ficción aparece para intentar la “hombrada”. Pero el discurso ético luce más forzado que hace un par de semanas; las sospechas estaban ahí desde hace varios años, los periodistas cumplieron con su trabajo, exhibieron las culpas y no hubo respuesta.
Como si se tratara de una historia de manufactura hollywoodense, el FBI se adelantó al lanzamiento del filme pagado, pero esperó a la reunión de los protagonistas para consumar apenas una de las batallas. La crónica de las detenciones en el hotel Baur au Lac en Zurich emociona a cualquiera que se aferre a la limpieza del futbol, una historia más efectiva que lo pagado a Frédéric Auburtin por un guión, manipulado al gusto de Blatter, para la pantalla grande.
No faltó inventar al espía, Chuck Blazer emergió del lodo para convertirse en el “soplón”. Arrepentimiento u obligación, aceptó actuar durante los Juegos Olímpicos, esconder una cámara y un micrófono, para aportar veracidad a los relatos. NY Daily News anticipó la primera conquista.
El éxito llegó desde la casa de los expertos en el drama, Estados Unidos, y sin haber aparecido en cartelera. En las oficinas de cada funcionario implicado estalló el escándalo, los teclados en las redacciones no dejaron de sonar, las dudas reservadas durante años fueron liberadas y hasta la mínima sospecha fue atribuida a la lista de catorce funcionarios.
Espectadores sobran, hasta los haters de futbol participan del tema. Una campaña envidiable, conferencias de prensa espectaculares y tan planeadas como la frase central: “era la Copa del Mundo del fraude y hoy les hemos sacado tarjeta roja”. Al FBI sólo le falta colgarse la capa en la espalda porque seguidores ya tiene.
Luis Figo, con una imagen pura como garantía, siguió el camino del guerrero que renuncia a la indigna lucha con la cara en alto y el orgullo intacto. Se volvió la voz de quienes han sido ignorados, algo así como el pueblo, los amantes del balompié.
El mismo pueblo que estalló en júbilo cuando Joseph Blatter, no Tim Roth (el actor que lo interpreta en United Passions), pronunció las palabras mágicas y escapó por la puerta de atrás. Sorpresa e incertidumbre, justo lo que se desea de un primer lanzamiento, expectativa para la próxima entrega. Coming Soon!
¿Y sobre el largometraje de los 24 millones de Rimet, Havelange y Blatter? Que hablen los críticos de cine.