Por Fabián Rozo
Millonarios está cerca, cerquísima de volver a disputar un título de Liga después de cinco años. Con una nómina común y corriente ha hecho más de lo esperado. Y a la hora de encontrar razones de cómo merodea la gloria sin una alta inversión, la primera tiene nombre propio: Miguel Ángel Russo.
El técnico argentino llegó para apagar un incendio que dejó propagado un compatriota suyo, Diego Cocca, quien aprovechó el receso decembrino de 2016 para renunciar vía e-mail porque prefirió quedarse en Buenos Aires y dirigir por segunda vez a Racing de Avellaneda, equipo con el que ha conseguido su único título como entrenador.
Dejó tirado al azul. Y entre la consternación y el apuro, la junta directiva tuvo que buscar un sustituto de emergencia. También estaba en la capital argentina. Andaba cesante, pero sobre todo, ávido de dirigir. Confluyeron dos fuerzas, la necesidad y el deseo. Lo que faltaba era dinero.
Sin disponer de la chequera de Nacional o Junior, que son los que han sacado varios millones de dólares en la actual temporada, Russo tuvo que aceptar la nómina conformada por Cocca. Le dio, eso sí, su estilo de equipo compacto y rápido en transiciones. Para ello, también acudió a la cantera.
A la base experimentada de Vikonis, Cadavid, Domínguez, Silva y Del Vallle, le sumó espíritu joven con Duque, Mosquera y Huérfano. De hecho, el único fichaje con trayectoria que se incorporó fue Duvier Riascos, procedente del fútbol brasileño. La política, sugerida por el DT, fue clara: invertir a futuro. De ahí la contratación de jóvenes valores como Jáder Valencia, delantero del Bogotá F.C. de la Primera B.
La promoción de varios canteranos está en todas las líneas con los Bertel, Vega, Román, Zamora, Murcia o Salazar denotan una intención futurista. Obviamente, un grande siempre exige resultados y si lo consigue ahora, será propicio para abonar el terreno que en un mañana sería más próspero al germinar algunas de tantas semillas.
Russo lo ha hecho bien. Puede que le alcance o no para la vuelta olímpica, pero su renovación por dos años advierte de que es el indicado para devolver a Millonarios al protagonismo extraviado, ese que parecía acentuarse con la inesperada renuncia de Cocca, quien apenas duró cuatro meses en el cargo. Semejante irrespeto en definitiva hizo un favor. Ese adiós intempestivo terminó siendo el génesis de este Millonarios que ilusiona.