Las apariencias están de más. México es zona de libre tránsito para los descarados. Si los fraudes se transmiten a dos cámaras sin más consecuencias que el barullo digital para convertirlos en trending topics, robar vestido de futbolista pasa desapercibido. Ronaldinho eligió bien. Una liga afectada por el síndrome de la conquista y un equipo que sin él sólo servía para rellenar los candidatos al descenso. Quería dinero fácil y lo encontró. No ha requerido el disimulo. Su pasado de estrella, sus dientes de caricatura y su conocido placer por los ramilletes de mujeres le han granjeado la aceptación popular. Querétaro invirtió millones en un VTP para un futbolista que aterrizó con trenzas de turista. Dice trabajar mientras vacaciona. Roba, pero poquito.
El acceso a la información no le fue negado a los Gallos. Por Ronaldinho hablaba su curriculum, pero también sus indisciplinas. Hace unos años, cuando en Pep se veía a un tipo más capaz de doparse que de cambiar para siempre la historia del Barça, Guardiola tomó una decisión insospechada para un novato. Acabó con la fiesta aunque ello implicara acabar con Ronaldinho. Desde entonces, el catalán se convirtió en modelo de liderazgo más allá de las canchas y el brasileño en un Globetrotter que canjea trucos esporádicos,que cada vez lo son más, por cheques millonarios. El vago recibió herencia en vida del futbolista al que mataba a partir de los excesos. Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Un vividor de sí mismo.
Vucetich hizo de Guardiola del tercer mundo. Le otorgó el beneficio de la duda anticipando el resultado. Ronaldinho jugó un par de veces para terminar harto de entrenar. El técnico lo exhibió negándole la convocatoria. En simultáneo, el futbolista tuiteó el video musical que protagonizaba, la afición se rió imaginando las partes de la letra en que había contribuido y la Liga Bancomer MX publicaba una entrevista presumiendo al genio que ya no juega por valemadrismo. Las apariencias están de más. México es zona de libre tránsito para los descarados.