Por Asairi Nava
Muchos jugadores se vieron apresados o afectados con esta condición por el simple hecho de abandonar el club con el que nacieron futbolísticamente. No hablemos de aquellos que cuando recibieron una gran oportunidad para estar del otro lado del charco, prefirieron regresar a casa que triunfar en el extranjero. ¿Pero cómo podríamos curar este síndrome? Aquí les dejamos algunas ideas.
Cargar con un álbum de fotos
Si presentan una crisis de melancolía porque creen que con no ver a su familia unos días olvidarán sus caras, nombres y hasta su existencia, podrán recurrir a las fotografías para que las lágrimas no afloren tanto y puedan lograr momentos de paz y tranquilidad sabiendo que nada de lo que les atravesó por la mente ocurrirá.
Llevarse hasta los perros
De plano no pueden vivir sin sus seres queridos, entonces mejor que se muden con ellos. Sin importar si es en Estados Unidos o cualquier país europeo, pueden recurrir a buscar una casa enorme donde quepa su familia, perros y hasta la suegra, para que tengan con quien desquitar un mal partido.
Ponerle casa a la señora de las gorditas
Irse de México significa dejar las chalupas de haba verde, gorditas de chicharrón prensado o las quesadillas estilo la Marquesa fuera de tu alimentación, algo que difícilmente se dará. La opción es que te lleves a la señora que maneja la masa azul como diosa a donde sea que vayas a vivir y de paso le pongas un departamentito o una casita cerca de la tuya. Los chefs personales de los jugadores europeos se quedarán tontos a su lado cuando la vean en plena elaboración de esos platillos tan sofisticados.
Súbele a ese Rolón
No importan si son esos cumbiones que te hacen mover el cuerpo por instinto, las salsas que te provocan delirios de grandeza o las melodías del Chente Fernández que te animan a echarte unos alipuses, el chiste es que sientas que no abandonaste tu tierra, que donde sea que vayas estás en tu territorio, sin importar que veas a personas con un perfil griego diferente al que te acostumbrabas en casa.
El que es perico donde sea es verde
Efectivamente, el dejar tu tierra, tu club o a tu familia no debería mermar tu desempeño en la cancha. Sabemos que todo eso que dejas normalmente te da un impulso extra partido a partido cuando los tienes cerca, pero por qué no cambiar el chip y meterle galleta a cada encuentro pensando que no sólo representa uno a su familia, pueblo o comunidad, sino a todo un país. En ese tipo de pensamiento encontraremos todo el impulso necesario para siempre dar buenas actuaciones en el extranjero, tal y como lo hacíamos en casa.