Con un casco amarillo y el número de largada 25, un adolescente de 16 años acaparó todo el interés de los medios deportivos durante los entrenamientos de la Fórmula 4 en el circuito de Oschersleben, al norte de Alemania. La prensa lanzaba sus preguntas mientras él sonreía buscando escabullirse. Se trataba de Mick Schumacher, el hijo del legendario Michael Schumacher.
El único hijo varón del expiloto se estrenó en la Fórmula 4, categoría considerada el primer paso hacia la Fórmula 1. Mick no lo ha elegido pero es la nueva promesa del Gran Circo, pues además de llevar la velocidad en el ADN, fue subcampeón mundial y europeo junior de karts.
Inevitablemente el planeta entero asocia su nombre a las glorias de su padre en la Fórmula 1, los récords y el registro de siete títulos del mundo y 91 victorias en Grandes Premios, es lo mínimo que se espera de él.
La portavoz de la familia aprovechó para pedir a la prensa reducir la presión sobre el adolescente y permitir que se centre en la conducción: “Desde mi punto de vista, y es algo que me gustaría pedir, no debemos levantar expectativas muy altas. Ya es difícil para él”.
Su padre, Michael Schumacher sigue rehabilitándose en su casa de Suiza del grave accidente de esquí que sufrió a fines de 2013 y que lo dejó en coma varios meses, mientras él sale a dar la cara al mundo esperando no defraudar a los que creen que será el nuevo “Káiser” de la Fórmula 1.
