México está siguiendo a los rivales de Centroamérica que últimamente le compiten más de lo usual. Lo hace al contratar a Juan Carlos Osorio. Ellos, a su vez, se inspiraron en la escuela que más ha decepcionado a los colombianos. Costa Rica, Honduras y Panamá han tenido gratos resultados con entrenadores de dicho país. El nuestro quiere imitarlos.
Colombia dio al mundo a Francisco Pacho Maturana. Él educó a su generación más prometedora y a la que más los decepcionó: la de René Higuita, Carlos Pibe Valderrama y Faustino Asprilla. De su idea se desprendieron Reinaldo Rueda, Luis Fernando Suárez, Jorge Luis Pinto y Hernán Darío Bolillo Gómez.
Luis Fernando es el autor intelectual del Aztecazo en 2013. Con él Honduras no pasó de la primera ronda en el Mundial de Brasil 2014. Igual, los catrachos le agradecieron calificarlos por primera vez a dos justas seguidas. Hoy su destino es cosa de Jorge Luis Pinto.
Jorge Luis provocó que Costa Rica lograra lo que México nunca pudo: calificar al quinto partido jugando fuera de casa. Lo hizo aprovechándose de Italia, Uruguay, Inglaterra y Grecia. Llegó como víctima y casi se va como el victimario de Holanda. Sólo el ingenio de Louis Van Gaal evitó que avanzaran a semifinales.
Con el Bolillo Panamá se ha vuelto mucho más competitivo. Hace unos meses se quedaron a dos penales de avanzar por segunda edición consecutiva a la final de la Copa Oro. Ha logrado el recambio generacional que tanto necesitaban los canaleros. Gracias a lo que hizo en el último año, se les ve como gran candidato a pelear por un boleto al Mundial de Rusia 2018. México, Estados Unidos, Costa Rica y Honduras buscarán impedirlo.
Osorio no es considerado parte de la escuela del Pacho. Sin embargo, está claro que los entrenadores colombianos están de moda. Su fama de estudiosos no pasa desapercibida. En Brasil 2014 Reinaldo (Ecuador), Luis Fernando (Honduras) y Jorge Luis (Costa Rica) tuvieron trabajo.
Si ellos transformaron su historia, México espera que en 2018 un cafetalero lo ponga en cuartos de final.