Después de todo lo que han vivido las Chivas, solamente falta que llegue un perro y les haga alguna travesura. Imaginemos que el dueño del Ame se apiada de ellos para comprar el equipo a Vergara, eso sería la cereza en el pastel de un verano tapatío del terror.
Se volverían parte de la familia de eso que tanto dicen odiar, eso del Clásico de clásicos quedaría en el olvido porque entre hermanitos la rivalidad pasaría a segundo plano. Hay dos caminos que pudieran marcar su historia, el primero que seguramente no pasaría, sería que el buen Azcarraga les ayude a sacarlos del hoyo para llenarlo de esos bombazos que el actual dueño no puede darles.
El escenario más creíble es que los convierta en los bufones del América así como en algún momento lo hizo con el Necaxa. Que los jugadores tuvieran que aparecer en sus “excelentes programas” en el canal dos. Los refuerzos del Rebaño serían todos los futbolistas que las Águilas ya no quieren o esos jóvenes que irán a agarrar ritmo para que después vuelvan con todo para ahora sí jugar.
Lo peor de todo es que esa tradición de jugar con puros mexicanos se acabaría para dar paso a los extranjeros, como fiel reflejo del lugar al que llegarían. En ese mundo alterno ellos ocuparían él “Ámame más”, con eso de que dicen que son los más queridos en México.