El pasado domingo asistimos a lo que pudo ser uno de los más grandes ridículos de la Selección Mexicana en Copa Oro, ante una selección de Martinica que con mucho desparpajo y sin miedo a las “estrellas” que tenían en frente plantó cara de forma muy digna, anotando dos goles (el primero de ellos, un golazo de Kevin Parsemain),
Sirva recordar que esta selección, tenía en su plantilla solamente seis jugadores profesionales, y que debieron cooperar entre todos para participar en el máximo torneo de selecciones nacionales en la región.
Y es que en los días previos a la Copa Oro, y durante la fase de grupos, la prensa mexicana se ha encargado de demeritar el nivel de una región, que poco a poco va saliendo adelante en su nivel futbolístico, con casos como el de Bermuda y Curazao, o el de Canadá que en su escuadra cuenta con una gran cantidad de jugadores que militan en las mejores ligas europeas; insistiendo constantemente en que México debería estar compitiendo en la Conmebol y disputando la Copa América en lugar del torneo disputado en territorio norteamericano.
Y es justo esa actitud soberbia de la prensa la que genera que selecciones como Martinica, Canadá, Costa Rica, Honduras, entre otras, salgan al terreno de juego a dar la vida, con el fin de sacarle un buen resultado al autodenominado “Gigante de la Concacaf”, con resultados como la eliminación por parte de Jamaica en las semifinales de la edición anterior de la Copa.
Si México quisiera demostrar que está en otro nivel, y buscar el anhelo de la prensa de lograr el ansiado cambio a la Conmebol, debería adoptar la actitud humilde de la selección Australiana, quienes arrasaron en la OFC con resultados como aquel 31 – 0 a Samoa Americana en el 2001, y que fue el detonante para cambiar de confederación a una de mayor nivel. No obstante, mientras sigan existiendo resultados como el pasado 3 a 2 ante una selección amateur que ni siquiera está afiliada a FIFA, no habrá calidad moral, ni futbolística para lograrlo.
Al tiempo.