Por Rubén Ramos
En el mundo del futbol hemos visto muchas historias de jugadores tocados por la diosa fortuna y a otros donde les ha tocado remarle por la falta de recursos para llegar a ser grandes cracks, como nuestro Cuauh.
Un 17 de enero de 1979, en los rumbos de Tlatilco en Azcapotzalco, empezaba la historia del buen Temo. En esos barrios con carencias comenzó su andar por el futbol en las retas callejeras, como seguro lo has hecho tú también, que nunca te das por vencido, que siempre lo das todo hasta el último aliento, con tal de lograr tu objetivo. Desde ese entonces, ya dejaba rivales en el camino y destacaba por encima de los demás.
Por cuestiones familiares se fue a vivir al Barrio Bravo de Tepito, lugar donde forjó su peculiar manera de ser. El Impala era su equipo cuando tenía apenas seis años. En medio de la escasez económica por la que pasaba su familia, él no imaginaba lo que se le venía y cómo el futbol le cambiaría la vida junto con sus seres queridos.
El Ame le echó el ojo para que se fuera a probar con ellos, para sorpresa ahora de todos nosotros, ahí lo colocaron como defensa, algo que desanimó a nuestro crack. Su continuidad en el equipo se pausó porque la posición no era del agrado del muchacho, pero el Cuauh, dio hasta el último aliento para regresar con todo, romperla, y firmar su primer contrato, que fue por tres años. Ahí comenzaba el traslado hacia un mundo nuevo.
Abandonó la escuela por seguir su sueño, además de sobrellevar también las carencias que significaban no tener un buen estatus económico, su necesidad de ayudar a su mamá lo empujaban a no darse por vencido. El esfuerzo del 10 hasta el último aliento se vio reflejado cuando empezaban los años 90 y de la mano de uno de los más grandes íconos del americanismo, el Camp Nou lo vio dar sus primeros pasos en Primera División.
Los Tecos fueron su primera víctima en el 3 de Marzo. Empezaban los festejos que tiempo después evolucionarían para ganarse el corazón, pero sobre todo el odio de muchos rivales y aficionados.
Leo Beenhakker fue ese mecánico que le acomodó los últimos detalles, lo pulió y lo hizo correr como coche de Fórmula 1 en un futbol donde las oportunidades para los jóvenes erab difíciles de conseguir.
Logró hacer buen equipo con aquellas Águilas africanas -Biyik y Kakusha-, un gran equipo que para su mala suerte no pudo coronarse. Se ganó su lugar en el América y más tarde lo haría con la Selección.
Anotó gol en tres mundiales diferentes, ganó copas oro y fue pieza clave del campeonato más importante de la selección mayor, la Confederaciones del 99, con un golazo contra Brasil. Le dio un campeonato a sus amadas Águilas y se marchó como los grandes con aquel tiro libre espectacular que le metió a Miguel Calero. Si algo caracterizaba a Blanco era su espíritu de lucha, su sacrificio, su entrega hasta el último aliento, su fortaleza, y su talento.
Una lástima su lesión en el 2000, esa que no le permitió triunfar en el Valladolid, pero que no fue impedimento para que le metiera un golazo de bandera al mismísimo Real Madrid de los galácticos en el Bernabéu.
Se fue de las canchas con aquella Copa MX que el Puebla le ganó a las Chivas. Irse con un campeonato en las manos siempre será de reconocerse. Regresó unos cuantos minutos con su querido Ame. En su despedida del Azteca casi mete un gol con todo su sello, lástima que el larguero se atravesó en el camino.
La rompió donde se paró, con Puebla, Necaxa, Veracruz, Santos, Chicago Fire; hasta en el ascenso dejó huella. Su carrera estuvo llena de polémicas, amenazas de muerte, momentos gloriosos y sobre todo dejó una huella muy difícil de borrar.
Tal vez su momento más emotivo fue cuando le dedicó su gol contra Croacia a su abuelita, quien recién había fallecido en los tiempos de Corea – Japón 2002.
Grande Cuauh, un futbolista surgido del barrio que se ganó el corazón de todos. Que provocó que todos lo amaran con la Verde aunque fuera el máximo ídolo americanista.
Así como Blanco hoy ha logrado lo que nadie y su historia hoy nos inspira a todos, Clorets busca esos nuevos héroes mexicanos que todos los días se esfuerzan por cumplir sus metas, aquellos que todos los días dejan hasta el último aliento en cada acción que realizan para que México haga historia y también para ganarse premios como televisores, camisetas y balones oficiales de la Selección Mexicana.
¿Cómo lograrlo?
1.-Sólo debes ingresar a hastaelultimoaliento.com
2.- Subir tu historia en video o escrita que inspire a nuestra Selección.
3.-Listo, ya estás participando para poder ganar televisiones o productos oficiales como balones y camisetas de la Selección Mexicana
Tú has hecho lo que nadie y tus historias nos inspiran a dar lo mejor.