Los 30's son la edad de la madurez. Al llegar a esa etapa ya se han cometido una gran cantidad de errores y se han vivido las más altas y las más bajas. El ser humano está preparado para generar descendencia, sin más miedo que el de sentir nostalgia por el “¿Te acuerdas cuando nos pasábamos una semana en la fiesta?”.
Conforme los 30 años se van acercando, las teorías sobre maldiciones se van acabando. El ser entiende que todo tiene una causa y consecuencia y lo vive sin pensarlo siquiera. Planifica más e improvisa menos. Vive menos -dirán algunos- pero vive mejor.
En el caso del futbol, suele suceder esto. El Estadio La Corregidora es el mayor ejemplo. Inaugurado un día como hoy de 1985, vio pasar a varios inquilinos con más pena que gloria. Maldición, le llamaban. Cobras de Querétaro, Gallos Blancos, Querétaro TM y Pumas -por aquello de la huelga en la UNAM- terminaron por pasar a mejor vida.
En 2012, cuando la maldición daba señales de terminar gracias al dinero del malquerido Amado Yáñez, la sombra del descenso llegó, pero con billetes bailó el Gallo y en un movimiento, por demás polémico, revivieron. El problema fue cuando Amado resultó odiado por la justicia y La Corregidora pudo quedarse sin inquilino, hasta que se dejó ver Olegario Vázquez Raña.
Vázquez Raña es un apellido controversial en México, pero hoy es el que tiene soñando a los Gallos con el vuelo y no temiendo con la rosticería, como solía ocurrir. Ronaldinho es el ejemplo vivo de ello y hoy, a 30 años de su inauguración, La Corregidora lo tiene como su invitado de lujo, pese a que no haya regalado nada de lo que se espera.
Con Vázquez Raña y Ronaldinho, los 30's se ven como la bendición del inmueble queretano, como la mejor etapa de su vida y mientras el primero -o más bien su dinero- mantenga al club, habrá motivos para soñar con una madurez llena de alegrías y una vejez en la que las maldiciones sean sólo anédcotas que los más jóvenes se nieguen a creer.