Por: Carlos Blue
El error es evidente, Miguel Herrera voltea hacia la cámara profesional y no hacia la de su teléfono celular. No es la primera vez que una selfie de Miguel no es lo que parece. Durante la visita a Los Pinos, la fotografía oficial con el Presidente quedó opacada por lo que se suponía era una foto tomada por el entrenador nacional; posteriormente se daría a conocer que fue tomada por un fotógrafo oficial.
La campaña publicitaria “Chiapasiónate” no supone ningún mal por sí misma. No obstante, las dos imágenes tienen algo en común: la cercanía del entrenador con la clase política; sobre todo cuando el perfil del actual gobernador del estado de Chiapas, Manuel Velasco, es un retrato a nivel local del Presidente de la República.
Pocas veces la imagen de un entrenador nacional ha sido preferida sobre la de sus jugadores, pero mientras algunos de los seleccionados, particularmente Javier Hernández, se solidarizan públicamente con las protestas sobre lo ocurrido en Ayotzinapa, Miguel Herrera prefiere aislarse en su trabajo y, en sus palabras, ayudar desde su trinchera dando alegrías a los mexicanos.
Temperamental y pasional desde la línea de cal, Miguel Herrera ha sabido vender su sonrisa, que ahora es la preferida de los publicistas. Ante el rumor de que el apolítico seleccionador será la nueva imagen del banco que hasta hoy patrocina al ahora subversivo Chicharito Hernández, queda clara la regla de la publicidad proferida por Don Draper en Mad Men: “la publicidad se basa en una sola cosa: la felicidad. ¿Y sabes qué es la felicidad? La felicidad es la libertad del miedo”, aunque el entrenador crea que eso signifique ignorar nuestros mayores miedos como sociedad.