Kwon Alexander hizo el partido de su vida. El jugador de los Tampa Bay Buccaneers fue la estrella en la victoria de su equipo pese a que no habían pasado ni 48 horas del deceso su hermano de 17 años, quien fue asesinado.
El jugador fue comprado por los Buccaneers y estaba dando sus primeros pasos en el complicado mundo del futbol americano profesional, cuando su hermano Broderick Alexander dejó su vida en una pelea. Kwon tuvo el permiso de su equipo y su entrenador, Lovie Smith, para poder ir a casa o descansar, pero él decidió jugar.
“Él siempre quería verme jugar”, dijo el emocionado jugador a la salida de los vestuarios tras el partido contra los Falcons, “y se que lo que querría es verme aquí. He jugado por él. Todo lo he hecho por él”, añadió entre lágrimas.
Tras liderar a los Bucs con 11 derribos y asistencias, sumados a una intercepción y su primer balón suelto recuperado en la victoria de 23-20 en tiempo extra, Alexander se tomó más tiempo para cambiarse que el resto de sus compañeros. Después reconoció la pérdida de su hermano, Broderick Taylor II, quien recibió un impacto de bala durante una pelea en su ciudad natal de Anniston, Alabama.
“Ha sido difícil”, expuso. “Él era mi hermanito, pero sé que él me quiere fuerte, así que vine acá afuera y le dediqué este juego. Yo estaba determinado porque él así me quería. Lo único que él quería para mí era que jugara, entonces fue dedicado a él”.