La jinete Adelinde Cornelissen demostró que la relación con sus caballos es más grande que conseguir una medalla olímpica. La holandesa no compitió porque su caballo, Jerich Parzival, estaba enfermo.
Parzival se había enfermado misteriosamente. “Planeaba entrenar así que estaba en el establo a las 6am. Vi que su cabeza estaba hinchada y estaba pateando las paredes. Tenía 40 grados de temperatura”, comentó Adelinde.
Los doctores le dieron medicamentos y muchos líquidos porque no sabían con certeza la razón de su mal estado físico, podía ser algún piquete de un insecto o una mordida de algún animal.
Cornelissen, que ganó medalla de plata y bronce en Londres 2012, pidió que le dieran un día más de descanso, pero no la dejaron. Ya en la competencia, Parzival tenía la temperatura normal. Pero la holandesa tuvo una corazonada y no sentía que su caballo estaba en perfectas condiciones.
Saludó a todos en medio de la arena y abandonó la competencia para proteger a su compañero. “Mi amigo, el caballo que me ha dado todo, no merece esto”, dijo. ¡Aplausos para Adelinde!