Raúl representa un eslabón en la historia de los delanteros, desciende de Valdano al que retiró Butragueño, al que retiro Raúl y al que retiró Cristiano. En esos 20 años de evolución pasaron por Real Madrid atacantes de todo tipo. Desde Zamorano, Mijatovic, Suker, Owen y Ronaldo Nazario, hasta Benzema, Bale, Morata, Jesé y Chicharito. Raúl jugó con la mayoría y a pesar de no ser el mejor, siempre se las arregló para levantar un título.
Nunca lo veremos arrastrar los huesos, jamás nos enseñará la panza. Raúl no pide el cambio ni en los partidos de homenaje. Su dignidad profesional es la misma, aunque los académicos del fútbol prefieran verlo vegetando en una mecedora que jugando por el Cosmos.
Un cuadro sin fundadores, catedrales, ni escudo de armas, lanzado al mundo en épocas donde la televisión por cable despegaba. Propiedad de Warner Communications, el Cosmos fue durante aquellos años el club más rico del mundo. Cuando tras cinco temporadas jugando en Yankee Stadium y vagabundeando por estadios universitarios, decidió pagarle a un veterano Pelé el mayor contrato de su vida.
La noticia significó la puesta en escena del futbol en los Estados Unidos. Pronto se elevó el promedio de audiencia y el Cosmos empezó a hacerse de un buen nombre a nivel internacional. Llegaron Carlos Alberto, Chinaglia, Beckenbauer y el futbol europeo sospechó que con el tiempo, aquella novedosa fórmula representaría una amenaza para la economía de sus clubes. No había equipo capaz de pagar lo que pagaba el Cosmos y, aunque se trataba de futbolistas a punto del retiro, bastaba con que aquella Liga explotara para que los mejores jugadores migraran a ella.
Pero el Cosmos se quedó solo, no encontró rival, ni siquiera en los exóticos Aztecas de Los Ángeles donde Johan Cruyff terminó sus días. El modelo quebró y el soccer se recluyó entre el indoor y las universidades hasta la organización del Mundial USA 94 y la fundación de la MLS. Convertido en ícono “pop” de los setenta, el Cosmos de Nueva York parecía otro producto artificial. La curiosidad por ver si el “soccer” convencía al norteamericano hizo de este equipo el mayor experimento de mercado al que el futbol se haya sometido.
Raúl que se niega a retirarse, es una prueba de carbono 14. Funcionará para revisar si el viejo Cosmos se moderniza o es él quien envejece