Por: Roberto Quintanar
Pumas respiró después de una mala racha. El aire fresco volvió al club del Pedregal tras las dos victorias que obtuvo en Ciudad Universitaria ante Morelia y en Tuxtla frente a Jaguares.
No muchos días atrás del triunfo frente al cuadro michoacano, la soga parecía estar en el cuello de Guillermo Vázquez. Incluso se llegó a hablar de la llegada de Francisco Palencia, un tipo que si bien llegó a identificarse con Universidad al final de su carrera, no tiene experiencia alguna como entrenador en el máximo circuito. La crisis era más aguda que nunca y el proyecto de Antonio Sancho y Memo era cuestionado de forma muy fuerte en un amplio sector de la prensa y de la fanaticada universitaria.
Sin embargo, los resultados llegaron y la cordura prevaleció en la directiva universitaria. Después de un desfile casi interminable de directivos y técnicos, Jorge Borja decidió apostar a muerte por Sancho. Y Toño está al 100% con Memo Vázquez para dar continuidad a lo planeado desde que ambos llegaron para rescatar una nave que se hundía cada vez más.
El entrenador parece haber encontrado la respuesta en eso que le dio éxito en su primera etapa: el aporte de los jugadores de la cantera (como Islas, Gallardo y Cid) redondeados por la oportuna respuesta de un Ismael Sosa que parece por fin encontrarse con el nivel mínimo que se espera de él. La amalgama entre el talento joven y los experimentados dio resultado a Memo en 2011; conectar los mismos cables hicieron funcionar el circuito auriazul después de muchos partidos. Era obvio que pasaría; la calidad del técnico universitario está más que probada. No había necesidad de empezar de cero a la mitad del torneo y volver a jugar a la ruleta rusa.
Aunque es muy temprano para afirmar que Pumas ha retomado el camino, los resultados han dado la razón a quienes decidieron aguantar a Vázquez y no enviar un nuevo mensaje de inestabilidad. Las apuestas a largo plazo siempre pagarán más que los “bomberazos”.