Detrás de las ostentosas banalidades que representa ser un futbolista profesional se encuentra el verdadero y sencillo Luis Suárez. El uruguayo es un tipo de familia, con valores bien cimentados y principios definidos. El amor por la pelota y su familia es el secreto de ser uno de los jugadores más rentables del mundo. Los dos pilares que lo han mantenido a flote a pesar de estar en el ojo del huracán por su comportamiento dentro del campo.
Lejos de las noches de fiesta y bares, está un tipo con una mentalidad enriquecedora, que sabe que a partir del trabajo llegan los buenos resultados. Pero qué importancia y sentido tendría la vida de Luis sino fuera por Sofía Balbi, su mujer. Barcelona siempre estuvo en la mira del uruguayo, que por cosas de amor solía pasar cada verano en compañía de Sofía.
“En la adolescencia conoció a Sofía que, desde el principio, jugó un papel importantísimo en su vida. Luis es quién es gracias a ella. Su mujer es una compañera intachable y lo ha apoyado de forma incondicional”, declara Mathías Cardacio, futbolista del Defensor Sporting.
El diario El País recapitula parte de su etapa profesional con el Barcelona, y deja al descubierto cómo influyó su relación amorosa en la elección de vestir los colores azulgranas. La situación económica y la crisis que golpeaba a Uruguay obligó a la familia de Sofía a buscar un nuevo refugio en otro país, teniendo por elección Hospitalet, municipio de la ciudad de Barcelona. La conexión de entidades generó un profundo sentimiento en el chaval de 16 años de edad, que por entonces jugaba en las inferiores de Nacional.
“Antes de llegar al Barcelona, muchos le aconsejaron que no descartara la opción del Madrid, incluso se comentaba que podía ganar más dinero. Pero él jamás dudó. Y siempre respondía: ‘Soy hincha del Barça, y es mi sueño jugar allí”, confiesa Walter Ferreira, el kinesiólogo que le ayudó en la recuperación de su lesión en la rodilla antes de debutar con la celeste en el último Mundial.
Como futbolista, Luis entiende que llegó a una tierra que ya estaba conquistada por el descaro y elegancia de Messi, por lo que trata de realizar un papel secundario. Con perfil bajo se desenvuelve aportando a los éxitos del argentino y sobre todo del equipo. “No vine aquí para robarle el protagonismo a nadie. Leo es el número uno y lo que él hace es imposible que lo haga otro”, puntualizó el atacante.
Suárez se aleja de las altas esferas para poder desarrollar su mejor futbol: sencillo y directo. Mostrando que el espíritu feroz dentro del campo sólo es una máscara que oculta al verdadero Luis Suárez.