El estadio Maracaná se ha vuelto un lugar olvidado. Aquel mítico estadio recordado como uno de los mayores escenarios del futbol a nivel mundial, ha quedado abandonado.
A principios de 2016, se dio a conocer que aprovechando los pocos guardias de seguridad que hay en el recinto robaron los televisores y los bustos de bronce del periodista Mário Filho, que da nombre al estadio, y del exalcalde de Río de Janeiro Mendes de Moraes, así como mangueras y extintores de incendio.
Esta semana, la Justicia ordenó cortar la luz del estadio por el impago de las facturas de los últimos cinco meses, que suman unos 950.000 dólares.
El Maracaná sufre las consecuencias de la gran red de desvíos en la petrolera estatal Petrobras, el peor escándalo de corrupción de la historia de Brasil. Atrás quedaron las historias y recuerdos de las Copas del Mundo 1950 y 2014.